Entrega de las llaves

Entrega de las llaves

El fresco es una de las cimas artísticas del ciclo de la Sixtina y es considerado la obra maestra del Perugino. Domina la escena en primer plano el episodio de la entrega a Pedro, arrodillado frente a Cristo, de las "llaves del reino de los cielos" (Mateos 16, 13-20), símbolo de la soberanía y, por consiguiente, del otorgamiento de los poderes al primer vicario de Cristo en la tierra. En el fondo, se impone el Templo de Jerusalén, representado con formas renacentistas como una construcción octagonal de cúpula, a cuyos lados se colocan simétricamente dos arcos de triunfo que imitan el de Constantino en Roma. En segundo plano se hallan descritos otros dos episodios evangélicos: el pago del tributo (Mateos 17, 24-27) y la tentativa de lapidación de Cristo (Juan 8, 31-59; 10, 31-39), a la que se refiere la inscripción colocada encima ("CONTURBATIO IESU CHRISTI LEGISLATORIS"). En el personaje con el gorro negro y una abundante melena oscura se reconoce por lo general al Perugino en persona.