Museos Vaticanos

Maschera bianca pertenece a un reducido núcleo de cabezas que Manzù plasma entre 1936 y 1937, como testimonio del fuerte impacto que ejerce sobre él la escultura de Medardo Rosso, que vio en París en 1933. Se trata de una serie de retratos femeninos en cera, de pequeño formato, caracterizados por diversos acentos cromáticos, en los que el escultor se preocupa de captar las expresiones de los rostros a través de una modulación distinta de la materia, captando la luz con un toque cada vez más ágil. En los mismos años Manzù realiza temas semejantes también en bronce y mármol: por las semejanzas en el resultado, estos experimentos aparecen como auténticos desafíos técnico-expresivos. Carlo Carrà presenta este precioso grupo de “máscaras” de cera, como las definió el artista, en la exposición personal dedicada al artista en 1937 en la Galería romana La Cometa.