Museos Vaticanos

Después de la conquista de Britania, con esta y otras piedras terminales (como 41,5 y 41,9) marcadas con un número serial, el emperador Claudio, recordado con los títulos y los cargos políticos y religiosos que le correspondían según la constitución (pontífice de los cultos de Estado, defensor de la plebe, comandante militar supremo, cónsul, censor, padre de la patria), reivindica y celebra la ampliación de las fronteras del pueblo romano (auctis populi Romani finibus), extendiendo y delimitando la línea del pomerium de Roma. Se trata del límite sagrado, establecido entre otras cosas en relación a la muralla, destinado a separar la ciudad del territorio externo (ager), prefigurando dos áreas distintas en el plano religioso, civil y militar. Las implicaciones históricas y topográficas de la progresiva extensión de esta línea son bastante complejas por la dificultad de conciliar los datos que emergen de las fuentes escritas.