Lápida con epitafio de un jardinero
Lápida con epitafio de un jardinero
Tiberius Claudius Tauriscus —quizá un liberto originario, como dice el mismo nombre, de un pueblo de Noricum (Austria)— vivió 65 años, trabajando en los horti “jardines”. El celebérrimo “jardín a la italianaˮ, que se va estructurando con el Renacimiento y que podemos admirar en los Jardines Vaticanos de los Museos y de Castelgandolfo, quizá recupera por canales desconocidos el espíritu creativo y la técnica del antiguo trabajo de jardinería (opus topiárium), que los Romanos aprendieron de civilizaciones orientales y practicaron con éxito. Se elegían y cuidaban determinadas especies vegetales, principalmente el boj, que no sólo se podían disponer según elegantes esquemas planimétricos, sino que también se podían perfilar según las formas más variadas, reproduciendo incluso secuencias de letras que formasen el nombre del propietario del jardín (de ese mismo modo está realizado el escudo del papa Pío XI en los jardines de Castelgandolfo). Es posible que Tauriscus trabajase para un rico liberto de Tiberius Claudius Nero Drusus Germanicus, es decir, del emperador Claudio (41-54 d.C.).