Lápida con epitafio de un niño enterrado por su abuelo
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Lápida con epitafio de un niño enterrado por su abuelo
Lucius Iulius Gamus, quien encarga la inscripción, entierra a su propio nieto Lucius Iulius Marcellus, de poco más de cinco años y quizá huérfano, añadiendo, después del nombre y la edad, una aclaración poco frecuente: “el cuerpo incorrupto ha sido depuesto en el sarcófago”, que se repite casi idéntica (la palabra sarcophago se sobrentiende) en el ara con el epitafio del hijo de veintisiete años Epigonus (no pertenece a la Colección Epigráfica de los Museos Vaticanos). Estas aclaraciones caracterizan el sepulcro de una familia que no practicaba la cremación y conservaba los restos mortales en sarcófagos distinguidos por los soportes que acogían las inscripciones de cada uno de los difuntos.