Museos Vaticanos

Al sueño eterno, a veces combinado con la protección de los Manes (los espíritus buenos del ultratumba familiar), se dedican y se consagran algunos sepulcros (denominados también domus aeternales), como el que Lucius Valerius hizo construir en vida para sí, para sus liberti y libertae (esclavos y esclavas liberados) y sus descendientes, así como para Lucius Caecilius Victor productor, comerciante y artesano de cuero (coriarius). En éste está enterrada Sulpicia Chrysis, apodada Bassa (mujer de Valerius?), de veintisiete años. La fe del pagano Valerius (la mención de deus al singular no es suficiente para acreditarlo como cristiano) es evidente cuando amonesta al pasante: “tú que leerás sin haber rezado, dios será testigo”. Si la oración en presencia de la tumba prueba la religiosidad del pasante, quien no rece será visto como un potencial violador, cuyas posibles culpas tendrán un testigo divino. Esta fórmula y otras semejantes no impidieron destrucciones y saqueos.