Museos Vaticanos

La difunta, Sabina, murió con sólo 18 años, 15 de los cuales vivió como virgo “virgen”, “no casada”, y 3 con el marido después de un matrimonio, contraído —como sucedía a menudo en el mundo antiguo— en edad muy precoz. Su cristiandad se puede deducir sólo por el hecho que la lápida proviene de las catacumbas, puesto que nada dicen los datos textuales. Se señala, en cambio, la fórmula inicial D(is) M(anibus) que en el ámbito de las costumbres religiosas paganas consagraba la tumba a los dioses Manes (benévolos espíritus de los difuntos que residían ultratumba) para hacerla inviolable en cuanto res religiosa “cosa religiosa” protegida por la ley. La idea de asegurar a las tumbas semejante protección fue aceptada por los cristianos, que por eso acogieron —aunque raramente— esa fórmula en sus epígrafes. Por la misma razón, ésta aparece también en las inscripciones judías. El mármol de la lápida (reutilizada), denominado “Griego escrito” por sus vetas y manchas negruzcas que recuerdan las letras del alfabeto, provenía de la antigua ciudad de Hippo Regius (Argelia) y de la cantera de Hasançavuslar (Turquía).