Lápida con epitafio dedicado a un papas
Lápida con epitafio dedicado a un papas
El anónimo personaje que se ocupó del sepulcro quiso, para su nutritor “educador”, una composición refinada, con las primeras 3 líneas en exámetros, que se inspiran en el poeta Virgilio (Eneida, VI, 83) para indicar la muerte y la sepultura como merecida fin después de los grandes peligros de la vida (r. 2) y usan expresiones elegantes para indicar la posesión de la tumba como perpetua sedes “sede perpetua” (r. 1) y la tumba misma (r. 3) como lugar de requies “quietud” alcanzada con alegría visto el peso de los años (cogentibus annis). En prosa son las otras 3 líneas, que contienen: la fórmula señalética hic positus “aquí está enterrado”, la edad (70 años), la fecha de muerte/sepultura (datación consular con día y mes). Aquí se revela, por último, el nombre del difunto, Anthemio, y se confirma su papel de “pedagogo” con el vocablo papas, que algunos eruditos del siglo XVIII entendieron erróneamente como papa, atribuyéndolo a un pontífice.