Leonardo da Vinci, San Jerónimo

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Leonardo da Vinci, San Jerónimo
Leonardo da Vinci, San Jerónimo
Sala IX. ss. XV-XVI

No se poseen noticias acerca del destino y del comitente de la pintura, todavía en forma de boceto y entre las más enigmáticas del gran pintor, escultor, arquitecto, ingeniero y filósofo toscano. En efecto, la cita más antigua con respecto al San Jerónimo data sólo del comienzo del siglo XIX, cuando se menciona, atribuyéndolo a Leonardo, en el testamento de la pintora suiza Angélica Kauffmann. Tras su muerte se volvieron a perder los rastros, hasta que fue encontrado por casualidad y adquirido por el tío de Napoleón, el Cardenal Joseph Fesch. Según la tradición, el cardenal halló el cuadro dividido en dos partes: la inferior, utilizada como tapa a una caja, se encontró en el depósito de un ropavejero romano, mientras que la parte con la cabeza del santo, la tenía un zapatero, con la cual había creado la superficie de un taburete. Dejando a un lado la historia novelada, la tabla resulta realmente cortada en cinco pedazos. Tras la muerte del cardenal, el cuadro fue subastado y vendido varias veces, hasta ser reconocido y adquirido por Pío IX (pontífice desde 1846 hasta 1878) para la Pinacoteca Vaticana (1856).
La atribución de la obra propuesta por Kauffmann siempre ha encontrado aprobación entre los estudiosos, debido a las evidentes relaciones con la obra del maestro y, en particular, con la Adoración de los Reyes Magos (Florencia, Galería de los Uffizi).