Museos Vaticanos

El objeto, tallado en el cristal de roca con la técnica del relieve en hueco, es obra del vicentino Valerio Belli, uno de los orfebres y buriladores de gemas más celebrados de su tiempo, que firma en el supedáneo en la base de la Cruz. El adorno —perfectamente alineado, en las figuras, a la manera “moderna” de Miguel Ángel y Rafael— se puede identificar con la “cruz de cristal divina” que Vasari, en la edición giuntina de Le Vite (1568), recuerda realizada por Belli para el papa Clemente VII. La hipótesis encuentra confirmación en el inventario personal del pontífice, donde se menciona una “Cruz de cristal con un crucifijo tallado y otras figuras con pié de plata dorada, que compró Valerio da Vicenza en 1524”. Pertenecía, junto con los óvalos tallados ilustrados más abajo, a un mismo ajuar de altar, que en tiempos de la ocupación francesa pasó a ser propiedad de una Marescotti de Bolonia. El conjunto, desmembrado, fue adquirido por Pío IX en el Amparo de Mendicidad (o Hospital de los Abandonados) de Bolonia en 1855 y donado a la Biblioteca Vaticana en 1857.