Terracotas alejandrinas

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Terracotas alejandrinas
Terracotas alejandrinas
Sala VII. Alejandría y Palmira

Las terracotas figuradas son una producción de la Alejandría de Edad Tolemaica y Romana. Representan divinidades, seres protectores, animales, vasos, máscaras teatrales, personajes caricaturescos o diferentes tipos étnicos, como los que debían animar las calles de la capital tolemaica, que en breve tiempo se convirtió en el centro cultural más importante de todo el Mediterráneo.
Entre los restos se distinguen algunos por un carácter de vivo eclecticismo grecoegipcio, fruto de la corriente de arte alejandrina más propiamente indígena y de gusto popular, otras más típicamente de carácter griego, más refinados tanto estilística como iconográficamente.
Dentro de esta vasta producción se señala un grupo de figuritas que representan personajes con características fisonómicas, con frecuencia caricaturescas, como la cabeza inv. 37563, con una nariz chata y grandes labios. Se trata de una obra que, aunque fuese fabricada con molde en serie, se señala por su expresividad y por su impresionante verismo.
Estas estatuillas tenían diversos usos: depuestas en los templos valían como exvoto, conservadas en casa se colocaban en los lararios domésticos como protección de las moradas y las personas, pero también se utilizaban para adornar los muebles o las paredes.
Las terracotas conservadas en el Museo Gregoriano Egipcio provenían de dos grupos coleccionistas diferentes: el primero, de más antigua ascensión, fue adquirido después de la Exposición de las Misiones Católicas de Turín de 1898 como donación de las Misiones franciscanas del Alto Egipto; el segundo, ingresó en 1951 como donación de Edda Grassi, viuda del rico industrial italiano Carlo Grassi, que adquirió las piezas en el mercado de antigüedades egipcio antes de 1940.