Museos Vaticanos

La denominación de “tintero”, introducida por George Dennis en el s. XIX, es puramente convencional y no identifica su uso real como contenedor de tinta. Esta pequeña botellita de cuello estrecho cilíndrico, sigue siendo un unicum en el ámbito del búcaro de Caere. Alrededor del cuerpo se halla esgrafiado un silabario, mientras que en torno al anillo de base se encuentra un alfabeto, ambos escritos en sentido dextrorso. Nos hallamos frente a un auténtico abecedario etrusco, donde se reseñan en secuencia y combinadas con las vocales (en orden i, a, u, e) las consonantes que se usaban habitualmente en la lengua hablada. En el anillo de base, en cambio, se halla toda la secuencia alfabética griega adoptada en la escritura etrusca y, por consiguiente completa, con todas las letras (la única omisión es la q), incluidas las letras “muertas” que no utilizaban los etruscos, como la b y la d, el samekh fenicio y la vocal o.