Museos Vaticanos

Quince vasos metálicos formaban el ajuar funerario hallado en la tumba de Bolsena, en la localidad Vietena, descubierta por Domenico Golini en 1856. El color dorado de la fundición, que en algunas partes todavía se conserva, imitaba vasos aún más preciosos. Conocemos el nombre del propietario, Laris Havrenie, o bien Laris Harenie, citado sólo en las inscripciones de tres vasos junto a la expresión śuthina (= para la tumba) que subraya su destino funerario; en otros nueve vasos está escrito sólo śuthina. Las formas se diversifican en función de su uso: dos oinochóai para contener y verter el vino, tres acetres para el agua, dos coladores para filtrar el vino, una crátera para mezclar agua con vino, cuatro olpái para su extracción, tres jofainas o páteras para su contención y quizá para libaciones. El ajuar recuerda la práctica helénica y aristocrática del banquete, que preveía consumir solamente vino, y que los etruscos adoptaron, con una preponderante clave simbólica y ritual. Estos vasos estaban fijados con clavos dentro de la tumba, para que de hecho fuesen inservibles y consagrados a la esfera de la Ultratumba.