Museos Vaticanos

En la kylix, típica copa para beber el vino, se representan exclusivamente escenas de banquete. En la parte externa, cinco hombres reclinados en las klínai, están bebiendo de una kýlix, cantando, tocando la lira y la flauta doble, jugando al kóttabos lanzando con destreza el vino contenido en una kýlix que hacen circunvolar a gran velocidad. Deleita a los participantes una tocadora de flauta y les asiste un joven servidor que saca el vino (mezclado con agua según la costumbre griega) de una gran crátera apoyada en el suelo. Debajo de esta escena, un friso representa formas distintas de vasos típicos del banquete. En el tondo central, dentro, un comensal barbado en la klíne —que se ha excedido bebiendo y está a punto de regurgitar en la jofaina que hay debajo— es asistido por una joven mujer, vestida con un quitón transparente y tupidamente plisado, quizá una de las refinadas cortesanas (heteras) que en la Grecia antigua participaban en los banquetes.
Esta feliz realización se sitúa en la fase intermedia de la producción de Douris, un prolífico ceramógrafo ático, de los más originales, activo entre los años 500 y 470 a.C.