Museos Vaticanos

Aquiles aparece en una pose casi estatuaria con la cabeza descubierta, armado con espada y una larga lanza y revestido de una corta coraza, lleva encima un ligero quitón transparente. Particularmente cuidado es el estudio expresivo del rostro, enteramente realizado con un trazo finísimo que revela un pleno dominio del escorzo y que no omite ni siquiera detalles casi imperceptibles a distancia, como las pestañas. En el lado opuesto está una joven mujer, quizá Briseida, la esclava preferida del héroe, realizando una libación propiciatoria. De este ánfora monumental (445-440 a.C.), hallada en Vulci en 1834-37, convencionalmente recibe el nombre el Pintor de Aquiles, un discípulo del Pintor de Berlín, que encarna en la pintura de la cerámica el espíritu clásico por excelencia, el arte de Atenas en su apogeo en los años de Pericles y Fidias. Carácter distintivo es la altura expresiva de sus personajes, marcados por una ideal serenidad interior, presentes pero al mismo tiempo distantes del sufrimiento y del cumplimiento de los destinos más trágicos.
Los vasos del maestro tuvieron amplia difusión en el mundo mediterráneo antiguo: Grecia, Asia Menor y Sicilia, además obviamente de Etruria, donde fue hallada también este ánfora del Vaticano.