Museos Vaticanos

El busto no forma parte de las terracotas votivas producidas en serie con moldes, sino que constituye más bien una obra original modelada directamente por un valiente artista para un cliente de rango. Representa a una mujer relativamente joven con rasgos fisonómicos bien delineados y es clara la intención de hacer un retrato. La superficie del rostro y del cuello es muy lisa, para representar lo mejor posible la luminosidad del encarnado. Las arrugas definidas en el cuello y debajo de la barbilla marcan el paso del tiempo sobre un rostro más absorto que idealmente imperturbable.
Los pendientes en forma de cabeza de león, que reproducen ejemplares de oro comunes en área etrusca y magnogriega (cerca de 325-200 a.C.) y la vaporosa cabellera inspirada en los retratos de Alejandro Magno permiten fecharla en tiempos del primer helenismo.
El arte del retrato medioitálico en parte es deudor de las conquistas formales del arte griego, que en el alto helenismo elabora los primeros retratos dinásticos. El retrato constituye un género bien practicado en la cultura itálica, que se adopta tanto en ámbito votivo como funerario, y que las aristocracias romanas harán suyo por la importancia que daban a la imagen individual. El género pasará a través del arte romano en la cultura figurativa occidental.