Sarcófago “dogmático”

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Sarcófago “dogmático”
Sarcófago “dogmático”
Sarcófagos “de doble registro”

El gran sarcófago, creado para un eminente personaje de la Iglesia romana enterrado alrededor del año 340 en la basílica de San Pablo, es una obra maestra del arte paleocristiano. Su nombre tiene origen en los tres personajes implicados en la Creación de Eva (escena en la parte superior izquierda), en la que se propone reconocer la primera representación de la Trinidad divina; más en general, se diría que el planteamiento del programa iconográfico refleja el clima doctrinal que siguió al concilio de Nicea del año 325, al que se debe la primera formulación del “Credo” trinitario. La estrecha relación entre las narraciones bíblicas del Antiguo y del Nuevo Testamento explica asimismo el apelativo de sarcófago “de los dos Testamentos”. En efecto, la escena de la Creación del registro superior —acompañada por la entrega a los Progenitores de los símbolos del trabajo después del pecado original— se corresponde, en el registro inferior, con el acontecimiento de la Redención, mediante las escenas de la Epifanía y la curación del ciego. Fijándonos de nuevo en la parte superior, además del tondo con los retratos incompletos de los difuntos, vemos tres milagros que subrayan el poder creador de Cristo (las bodas de Caná, la multiplicación de los panes y los peces y la resurrección de Lázaro, en parte perdida). Debajo de estos se encuentran las escenas del ciclo iconográfico de Pedro: la predicción de la negación, la detención del apóstol y el milagro de la fuente (los dos últimos episodios tomados de los Hechos apócrifos de Pedro). Por último, en el centro, debajo de los retratos de los difuntos, Daniel entre los leones prefigura la pasión y resurrección de Cristo y a la vez la esperanza paulina de la salvación de sus fieles.