Estancia del Sello

La Estancia del Sello contiene los frescos más famosos de Rafael, los cuales constituyen los inicios del gran artista en el Vaticano, señalando asimismo el comienzo del Renacimiento. La habitación toma el nombre del más alto tribunal de la Santa Sede, la "Segnatura Gratiae et Iustitiae", presidido por el pontífice, quien solía reunirse en esta sala en torno a mediados del siglo XVI. Originariamente la estancia fue utilizada por Julio II (pontífice desde 1503 hasta 1513) como biblioteca y estudio privado: el programa iconográfico de los frescos, realizados entre 1508 y 1511, se une a esta función. Dicho programa fue establecido, sin lugar a dudas, por un teólogo, y se propone representar las tres categorías máximas del espíritu humano: la Verdad, el Bien y la Belleza. La Verdad sobrenatural se describe en la Disputa del Santísimo Sacramento (o la teología), mientras que la racional en la Escuela de Atenas (o la filosofía); el Bien se expresa en la representación de las Virtudes Cardinales y Teologales y de la Ley, mientras que la Belleza en el Parnaso con Apolo y las Musas. Los frescos de la bóveda se unen a las escenas ubicadas abajo: las figuras alegóricas de la Teología, Filosofía, Justicia y Poesía aluden, en efecto, a las facultades del espíritu pintadas en las paredes correspondientes. Bajo el pontificado de León X (desde 1513 hasta 1521) la estancia fue utilizada como escritorio y como cuarto para la música, en la que el pontífice guardaba también su colección de instrumentos musicales. La decoración original de la época de Julio II fue eliminada y reemplazada con un nuevo revestimiento de madera, obra de Fray Giovanni da Verona, que se extendía sobre todas las paredes a excepción de la del Parnaso, en donde la misma decoración, aún visible en nuestros días, fue realizada al fresco por motivos de espacio. El revestimiento de madera, en cambio, probablemente quedó destruido a raíz del Saqueo de Roma de 1527 y, en su lugar, durante el pontificado de Pablo III (pontífice desde 1534 hasta 1549), Perin del Vaga pintó un zócalo con claroscuros.