Necrópolis de la Vía Triumphalis
Necrópolis de la Vía Triumphalis
Este área arqueológica constituye un ejemplo excepcional de un antiguo cementerio romano.
La palabra necrópolis, del griego necròs (muerto) y pòlis (ciudad), indica una “ciudad para los difuntos”. Puesto que la ley romana prohibía por razones de seguridad y de higiene incinerar y enterrar a los difuntos dentro de las ciudades, encontramos áreas de cementerio a lo largo de los caminos fuera del centro urbano. El paso de los viajeros alimentaba el recuerdo de los difuntos, pero en las necrópolis estaba muy presente sobre todo la actividad de los vivos: mediante prácticas especiales y ritos funerarios los antiguos romanos mantenían el vínculo con sus seres queridos difuntos y establecían un contacto con el Más Allá. Todas estas actividades están documentadas, en particular, en la necrópolis que se desarrolló a lo largo del tramo de la Vía Triumphalis próximo a la ciudad.
Desde los bordes de este camino, que costeaba la colina vaticana, las tumbas se distribuían en las diversas terrazas de las laderas de la colina. El paisaje se caracterizaba por una gran variedad de sepulturas, colectivas e individuales, por sendas y rellanos, a menudo utilizados para las ceremonias relacionadas con el culto de los muertos. Se trata de un yacimiento arqueológico único por el excelente estado de conservación de los restos y de gran interés para profundizar el conocimiento de las prácticas funerarias paganas. En muchos casos, se hallaron las estelas funerarias con inscripciones que aclaran la identidad de los difuntos y sus historias, con frecuencia de personajes de las clases sociales medias y más humildes de la Roma imperial.