Sala de las Sibilas

Sala de las Sibilas

A fin de completar el aparato defensivo del Palacio Apostólico, Alejandro VI hizo edificar poco después de su elección la Torre Borgia (1492-1494), que englobaba dos estancias destinadas a funciones de servicio análogas en la estructura arquitectónica y decorativa, obra de taller.
Las figuras femeninas que dan el nombre a la sala, se perfilan sobre el fondo azul, alternándose en pareja con Profetas, según una iconografía de origen medieval ampliamente difundida en el s. XV. Sibilas y Profetas se identifican en las cartelas que aletean en sus manos, en las cuales se citan los versículos de los respectivos vaticinios y profecías que preanuncian la venida de Cristo, indicando que en la espera común de la venida del Mesías el mundo clásico pagano enlaza con el cristiano del pueblo de Israel. A partir de la puerta se subsiguen las parejas: Isaías-Helespóntica, Miqueas-Tiburtina, Ezequiel-Cimeria; Jeremías-Frigia, Oseas-Délfica, Daniel-Eritrea; Ageo-Cumana, Amós-Europea, Jeremías -Agripina; Baruc-Samia, Zacarías-Pérsica y Abdías-Líbica.
En los artesones octagonales de las enjutas intermedias figuran los siete planetas mayores, representados en el cielo como divinidades llevadas triunfalmente sobre un carro tirado por animales alegóricos con el relativo signo zodiacal. A éstos corresponden las categorías humanas, sociales, profesionales que respectivamente sufren su influencia en la tierra: Saturno y las obras de caridad; Júpiter y los cazadores; Venus (cabe destacar la anomalía del carro tirado, en lugar que por las tradicionales palomas, por toros que aluden al escudo Borgia) y el amor; Apolo y los gobernantes; Marte y los guerreros; Mercurio y los mercaderes; Luna y los pescadores; finalmente, en la última se representa a algunos astrónomos y la esfera armilar, símbolo de la Astrología, a la que el Papa prestó amplia la atención.