Museo Etnológico Anima Mundi

Museo Etnológico Anima Mundi

Con motivo del Jubileo de 1925, el Papa Pío XI quiso organizar en el Vaticano una Exposición Misionera con el objetivo de ilustrar la vasta difusión de las misiones católicas en el mundo y, al mismo tiempo, dar a conocer las tradiciones culturales, artísticas y espirituales de todos los pueblos.
Gracias al compromiso de los misioneros en la realización de la tarea encomendada por el Pontífice, actuando como mediadores con las poblaciones locales, la participación en el evento fue particularmente activa.
A través de las cartas y los listados de envíos, ha sido posible reconstruir el recorrido de los objetos y, en algunos casos, identificar a quienes decidieron destinar sus bienes a la Exposición Misionera Vaticana.
Inaugurada el 24 de diciembre de 1924, la exposición concluyó el 9 de enero de 1926, registrando más de un millón de visitantes y obteniendo un gran reconocimiento por parte de la crítica. Las más de 100.000 obras expuestas, procedentes de todo el mundo, fueron exhibidas en veintiséis pabellones construidos especialmente para la ocasión.
El éxito de la Exposición convenció a Pío XI de fundar, el 12 de noviembre de 1926, un Museo Etnológico, cuya dirección fue confiada al padre Wilhelm Schmidt SVD (1868–1954), renombrado etnólogo que había presidido la organización de la propia Exposición.
El 21 de diciembre de 1927, en la sede de San Juan de Letrán, se inauguró el Museo Misionero Etnológico, que albergó alrededor de 80.000 obras seleccionadas entre las que formaron parte de la Exposición Misionera.
Al año siguiente, numerosas piezas del Museo Borgiano de Propaganda Fide, algunas de las cuales ya pertenecían a la colección del Cardenal Stefano Borgia (1731-1804), erudito y apasionado por las “curiosidades exóticas”, fueron incorporadas al Museo Etnológico de Letrán.
En 1962, el Papa Juan XXIII dispuso que el palacio se convirtiera en la sede de la diócesis de Roma, lo que llevó al cierre del Museo Etnológico el 1 de febrero de 1963. La colección permaneció almacenada en el Palacio San Calixto hasta su reapertura en 1973, durante el pontificado de Pablo VI, con una nueva sede expositiva dentro de los Museos Vaticanos.
El padre Jozef Penkowski SVD (1930–2006), en colaboración con los arquitectos del estudio Passarelli, diseñó el nuevo museo, creando espacios específicos para garantizar la máxima visibilidad de las obras expuestas, colocándolas en perfecta armonía con el entorno museístico.
El museo se estructuró en dos recorridos: un “recorrido principal”, dedicado a todos los visitantes y centrado principalmente en los objetos religiosos y los aspectos cultuales del mundo entero; y un “recorrido secundario”, reservado a estudiosos y antropólogos, con el objetivo de hacer visibles y accesibles otros objetos como herramientas, enseres domésticos, vestimentas, muebles y otros elementos.
Entre 1996 y 2009, bajo la dirección del padre Roberto Zagnoli (1938-2020), se puso en marcha un proyecto permanente de conservación mediante la creación de un laboratorio especializado, compuesto por un equipo multidisciplinar de restauradoras, cada una de ellas especializada en la restauración de diferentes tipos de materiales.
Así nació en 2001 el Laboratorio polimaterial, coordinado por Stefania Pandozy hasta 2023. Desde entonces, la dirección está a cargo de Catherine Rivière, quien continúa la misión de conservación, protección y valorización de las obras confiadas al museo.
Durante el mandato del padre Zagnoli, también se inició por primera vez la catalogación científica y sistemática del patrimonio del museo, lo que permitió reorganizar los espacios expositivos y mejorar la distribución de las piezas en sus respectivas áreas de pertenencia.
En ocasión del V Centenario de los Museos Vaticanos (1506-2006), se inauguró una sección dedicada a Asia, con especial atención a China, Tíbet, Mongolia, Japón y Corea.
Desde 2009 hasta 2023, bajo la dirección del padre Nicola Mapelli, el museo experimentó importantes transformaciones, tanto en los proyectos expositivos como en el ámbito de la investigación científica. Entre los principales objetivos se incluyó la “reconexión” de los objetos expuestos con sus comunidades de origen, mediante la búsqueda de descendientes, documentos e historias vinculadas a los envíos de los objetos conservados.
Durante las obras de renovación de los espacios expositivos y en colaboración con las comunidades originarias, se organizaron diversas exposiciones temporales en áreas específicas, como: Rituals of Life (2010), Patio de Borobudur (2012), Land of Harmony (2014) y Exposición Asia (2016).
En 2010 también se creó la exposición permanente La Vía del Mar, ubicada a lo largo de la rampa interna de acceso a los Museos Vaticanos.
En 2019, con la inauguración de la primera área expositiva del nuevo Museo Etnológico Anima Mundi, se presentaron al público las exposiciones Mater Amazonia y la dedicada al área de Oceanía, eventos que contaron con la presencia excepcional del Papa Francisco. Durante su visita, el Pontífice subrayó que la misión del museo es: “… acoger el espíritu de cada cultura”. Además, definió el Museo Anima Mundi como una “casa viva, habitada y abierta a todos, con sus puertas abiertas de par en par a los pueblos del mundo entero». Mediante «la belleza y el arte» que alberga esta casa, expuesto de modo «transparente», se recuerda «a todos el valor de la armonía y la paz entre los pueblos y las naciones», haciendo «resonar la voz de Dios”.
En 2022 se completaron las áreas expositivas dedicadas a las “Américas” y a “África”, y se dio inicio a un nuevo proyecto de exhibición para las secciones de “Asia” y “Wunderkammer”.
En agosto de 2024, Nadia Fiussello fue nombrada curadora del Museo Anima Mundi, tras haber colaborado con los Museos Vaticanos desde 1999 en el sector de Asia del Museo Etnológico como doctora en India y Asia Oriental, y desde 2013 como asistente del Departamento Etnológico.
Actualmente, la colección del museo cuenta con más de 80.000 objetos, entre los que se incluyen piezas de etnografía extraeuropea (África, América, Asia, Oceanía), una colección de herramientas líticas prehistóricas de todo el mundo, una rica colección de monedas asiáticas y artefactos de civilizaciones precolombinas. La colección sigue creciendo gracias a la generosidad de artistas y artesanos contemporáneos que, mediante la donación de sus creaciones al museo y a los pontífices, continúan enriqueciendo el patrimonio cultural del Museo Anima Mundi.