Museos Vaticanos

La Tumba Calabresi, excavada en 1836 en la necrópolis del Sorbo, estaba incluida en un túmulo próximo al de la célebre Tumba Regolini-Galassi y se caracteriza por su valioso ajuar de búcaros. Este pequeño contenedor para alimentos forma parte de un servicio de cuatro refinadas píxides, decoradas con prótomos de toros y carneros. Del ajuar original se conservan, además de una olla en empaste rojo, un set de mesa en búcaro compuesto asimismo por ampollas dobles (con el cuerpo dividido internamente para verter juntos dos líquidos diferentes) [cfr. Ampolla Calabresi], kýathoi (uno con una compleja inscripción), oinochóai, pequeñas ánforas, platos, un cáliz con estatuillas-cariátides.
El conjunto se caracteriza por un gusto rico en efectos, con decoraciones y relieves a veces refinados, a veces más cursivos. Esta producción, atribuible a un taller activo en Cervéteri en los años 660-50 a.C., cerca de veinte años después de la realización de los primeros búcaros, lleva rápidamente la técnica a su perfección, realizando cerámica refinadísima, reluciente y casi de cáscara de huevo. Otros vasos del Taller de la tumba Calabresi provienen de prestigiosos ámbitos de Cervéteri y de Chiusi.