Museos Vaticanos

Esta célebre ánfora, firmada por Exequias como alfarero y pintor, con razón puede considerarse una de las obras maestras del artista y de la pintura sobre cerámica ática en general. A la técnica pictórica se acompaña la minuciosa obra de grabado efectuada después de la cocción, con la que se ultiman los detalles y adornos. La representación, extraña a la tradición homérica, en la calma aparente de la anécdota se carga del carácter trágico de los eventos futuros. Aquiles y Áyax, que como los demás personajes se identifican por las inscripciones, están sentados concentrados en el juego, exclamando los puntos realizados, respectivamente cuatro y tres, como indican las inscripciones que salen a modo de historieta de sus bocas. En el otro lado está representada la familia de los Dioscuros. Cástor sujeta el caballo con las bridas y se dirige hacia Leda que le ofrece una flor, mientras que Pólux juega con un perro y Tindáreo acaricia el hocico del corcel.