Museos Vaticanos

Junto a una fuente pública con una elegante estructura arquitectónica se hallan dos siervos y dos mujeres que están llenando las hidrias, vasos para sacar y transportar agua de forma análoga a ésta. Una mujer se está poniendo encima de la cabeza, con el rodete ya listo, el vaso que acaba de llenar, mientras que otra se gira para entablar un coloquio aparentemente animado con el siervo que se encuentra a sus espaldas, el cual gesticula visiblemente. Dos bocas de la fuente tienen la forma habitual del prótomo de león en función apotropaica, alternadas a otras —menos comunes— con cabeza de asno, quizá por alusión irónica o simbólica.
En el cuello: Hércules luchando contra el león y Yolao, su fiel compañero y auriga, subiendo a la cuadriga ayudado por Atenea.
La hidria es una de las obras más vivas y logradas del Pintor de Aqueloo, personalidad central del Grupo de Leagros. Se trata de un ceramógrafo ático de la última producción con figuras negras, contemporáneo de los pioneros de la nueva técnica de figuras rojas.