Salas IX y X. Colección Guglielmi

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Sala IX
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Sala X
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La sala IX está completamente dedicada a la colección de los marqueses Guglielmi de Vulci, que se formó en las primeras décadas del s. XIX, gracias a las excavaciones realizadas entre 1828 y 1848 en las tierras de Sant'Agostino y de Camposcala en el territorio de la antigua ciudad de Vulci, en el mismo contexto en que nació el Museo Gregoriano Etrusco en 1837. La colección permaneció expuesta en el Palacio Guglielmi de Civitavecchia hasta comienzos del s. XX, cuando fue dividida en dos cuotas hereditarias que más tarde ingresaron en los Museos Vaticanos: la primera por donación de Benedetto Guglielmi al papa Pío XI en 1935; la segunda, propiedad de Giacinto Guglielmi y transportada a Roma al palacio de la familia, por adquisición en 1987.
La colección Guglielmi se compone de aproximadamente 800 objetos que se fechan entre el s. IX y el s. I a.C., desde la Edad de Hierro (cultura Villanoviana) hasta todo el período helenístico. Además de los célebres bronces etruscos y las cerámicas locales de producción y cronología variadas (empaste, búcaro, cerámica etrusco-corintia, con figuras negras, rojas y pintada), se observa una fuerte presencia de cerámica griega importada (protocorintia, corintia, calcídica, greco-oriental, laconia, ática con figuras negras y rojas) para la cual Vulci constituía uno de los mercados de destino principales. Las cerámicas áticas —sobre todo con figuras negras— representan el núcleo más conspicuo, según una estadística recurrente en Etruria meridional.
En la contigua sala X hay otra selección de la Colección Guglielmi que se centra en algunos aspectos de la civilización de Vulci entre la segunda mitad del s. VI y la primera mitad del s. V a.C, a través de los objetos encontrados en las tumbas de miembros de alto rango de la sociedad de esta importante ciudad etrusca.
A los bronces de admirable factura producidos localmente, como armas, recipientes para beber, partes de mobiliario y más, se suman las imágenes de la cerámica ateniense importada a Etruria. En general encontramos referencias tanto a la vida real (atletismo y música, ejercicio militar, simposio) como al relato épico y al mundo de los héroes y de los dioses (Artemisa y Apolo, Heracles y Dionisio, Eneas y Anquises), vistos por ojos griegos en el caso de los vasos pintados, pero asimilados y reelaborados por la sociedad etrusca de la época que compartía los valores de la cultura helénica.