Museos Vaticanos

Un hombre joven, desnudo y armado con una espada, afronta un grifo al asalto. En el otro lado se encuentra una figura femenina alada, sentada sobre una pequeña columna, adornada con una corona y vestida con un simple peplo ceñido. Este stámnos constituye la réplica del vaso epónimo del Grupo Vaticano G 113, que llegó al museo con la primera parte de la Colección Guglielmi.
El combate entre arimaspos y grifos aparece en la producción ática y en la cerámica de Kertch, pero es bastante raro en la cerámica italiota. Sin embargo, se encuentra con frecuencia en las lámparas de pared figulinas de Taranto. En la iconografía griega, este pueblo legendario de la Escitia septentrional es representado en lucha perenne contra los grifos, que guardaban un tesoro áureo. En Etruria es recurrente en vasos, urnas y sarcófagos, y presenta una conexión simbólica con el mundo funerario, aquí evocado también por la presencia del demonio femenino; cabe observar que el combatiente aparece desnudo y no con el traje de los bárbaros orientales de los arimaspos.