Departamento de arte bizantino-medieval
Departamento de arte bizantino-medieval

Departamento de arte bizantino-medieval

El Departamento de arte bizantino-medieval adquirió su forma actual en 2008 con el nuevo Reglamento de los Museos Vaticanos, al separarse del Departamento de arte bizantino medieval y moderno. Se dedica al cuidado del patrimonio artístico de los Museos y del Palacio Apostólico en lo que atañe al período comprendido entre fines de la Alta Edad Media y el período del gótico tardío, así como de los iconos.
Su cometido es la salvaguardia, la valoración y el estudio de las obras murales y decorativas que todavía se conservan del antiguo Palacio Pontificio Vaticano, cuya fundación y ampliación progresiva se debe sobre todo a los pontífices Eugenio III (1145-1153), Inocencio III (1198-1216) y Nicolás III (1277-80).
De la decoración pictórica parietal de aquellos tiempos quedan pocos fragmentos, hallados durante reajustes posteriores. Los frescos más antiguos se encuentran en la primera planta de la Torre de Inocencio III, mientras que salieron a la luz frisos fragmentados de la amplia campaña decorativa de Nicolás III en diferentes salas del palacio que él mismo construyó (ahora llamadas Sala de la Falda, Cubiculum de Nicolás V, Sala Vecchia degli Svizzeri y Sala de los Claroscuros). Además del antiguo palacio en la planta baja se conservan la «Marescalcia» y los graneros.

El Departamento ejerce funciones de control y conservación de las obras muebles y murales del período medieval de las cuatro principales basílicas romanas.
Se reserva especial atención a la colección de pinturas medievales en las primeras dos salas de la Pinacoteca, algunos de cuyos autores se encuentran entre los grandes protagonistas de la pintura del tiempo (Margaritone, Simone Martini, Lippo Memmi, Ambrogio Lorenzetti, Giotto, Puccio Capanna y Vitale da Bologna), así como los de inicios del s. XV (Gentile da Fabriano, Olivuccio di Ciccarello, Sano di Pietro y Giovanni di Paolo). Desde 1978 los iconos se exponen en la sala XVIII, enteramente dedicada al arte sacro oriental. Casi todas las pinturas provienen del Museo Sacro de la Biblioteca apostólica vaticana, donde comenzó la colección en 1820 con la intención de documentar los orígenes y las vicisitudes del Cristianismo mediante estos preciosos testimonios iconográficos. S. Pío X (1903-1914), reconociendo su valor de obras de arte, hizo trasladar la «colección de los Primitivos» a la Pinacoteca Vaticana (1909). Por último, el edificio actual se debe a Pío XI (1922-1939), expresamente construido con los criterios conservativos más avanzados de aquel tiempo, en el cual confluyeron todas las pinturas de la antigua Pinacoteca (1932).