Ese Vía Crucis “desconocido” en la Plaza de San Pedro
Ese Vía Crucis “desconocido” en la Plaza de San Pedro

Ese Vía Crucis “desconocido” en la Plaza de San Pedro

2 de abril de 2021

Un año después de aquel memorable momento de oración en solitario del Papa Francisco, ante una Plaza de San Pedro silenciosa y vacía, lamentablemente los ritos de Pascua en el Vaticano, una vez más, se anuncian marcados por el Covid.
Y como en 2020, con ocasión de las próximas celebraciones del Viernes Santo, el telón de fondo humilde y discreto para el testimonio del Pontífice serán las 14 representaciones broncíneas —a menudo ignoradas— con las estaciones del Vía Crucis, colocados entre las pilastras que marcan los muros exteriores de los brazos berninianos de Constantino y de Carlomagno.

Un Vía Crucis casi “desconocido” aunque esté ante los ojos del mundo; olvidado por aquellos peregrinos y turistas cautivados por la belleza más inmediata e imponente de la Basílica, la columnata, el obelisco y las fuentes.
Sólo ahora, en tiempo de pandemia, aquel Vía Crucis puede por fin reclamar la atención que merece, y narrar tanto su génesis como su proceso creativo: se trata de la segunda fusión del Vía Crucis realizado, en 1960, para la Basílica menor de Santa María de Montesanto, en la Plaza del Pueblo en Roma. La pequeña iglesia del s. XVII se conoce como la «Iglesia de los artistas» desde que en 1951 el papa Pío XII la asignó, como sede oficial, a la «Misa de los artistas»: una comunidad de artistas católicos y no católicos, principalmente activos en Roma, comprometidos con la reflexión sobre el arte sagrado y litúrgico, promovida por Mons. Ennio Francia.
Nace en ese momento la idea de decorar la iglesia con un nuevo Crocifisso para el altar mayor, realizado por Vittorio Di Colbertaldo, y un Vía Crucis en el que trabajen los artistas de la Asociación, en particular los escultores, interesados en esta iniciativa colectiva. Los nombres se extraen a suerte, al igual que la asignación de cada una de las estaciones.

Las placas, todas del mismo formato y en la misma aleación de bronce, los realiza la Fundición Anselmi y se terminan en 1960; y se exponen ese mismo año en el Campidoglio de Roma antes de trasladarlos a la Basílica de S. María de Montesanto, donde se conservan todavía hoy.
Para el Año Santo de la Redención, en 1983, nace la idea de replicar las 14 estaciones y de colocar el Vía Crucis en el prestigioso marco de la Plaza de San Pedro. Los relieves, tomados directamente de los originales, fueron colocados en la Plaza entre 1984 y 1985 al cuidado de la Basílica Vaticana, que los situó en el exterior, a los lados de la escalinata de acceso a la iglesia, visibles para todos y a disposición de quienes desearan recorrer la Vía Dolorosa.
Una verdadera obra "coral", en la que la unidad del relato sagrado aglutina las diferentes declinaciones de los 14 artistas, que, cada uno con su propio estilo, expresión y sentimiento, interpretan el episodio del Misterio de la Pasión. Una obra que muestra la multiplicidad de formas de las que se componía el lenguaje figurativo entre los años 50 y 60, cuando el debate entre el abstraccionismo y la figuración, entre la innovación y la tradición, era candente.
Una vitalidad artística basada también en la proximidad, la colaboración y el conocimiento directo de los artistas, que a menudo compartían encargos, participaban en los mismos concursos y discutían sobre temas comunes.