Gruta de Lourdes
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Gruta de Lourdes
En 1902, el obispo de Tarbes, monseñor Francisco Javier Shoepfer, regaló al papa León XIII Pecci (1878-1903) una reproducción fiel y a tamaño natural de la gruta donde la Inmaculada Concepción se manifestó en 1858 ante la pequeña Bernadette Soubirous.
El proyecto del arquitecto Constantino Sneider (†1932), que preveía la instalación de la obra dentro de los Jardines Vaticanos, se realizó gracias a una financiación pública obtenida mediante una suscripción promovida por los Misioneros de la Inmaculada en todo el mundo La copia de la gruta se construyó en cemento e incorpora en su interior una estatua de Nuestra Señora de Lourdes y el altar marmóreo original de la gruta francesa, donado en su día al papa Juan XXIII Roncalli (1958-1963) al inicio de su pontificado, con ocasión del centenario de la primera aparición de la Virgen. Punto culminante de un recorrido bucólico entre diversas plantas vinculadas simbólicamente a los textos bíblicos, la Gruta es aún hoy un lugar recogido y escondido, propicio para la oración y la meditación.