Virgen de la Guardia
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Virgen de la Guardia
En las proximidades de la zona boscosa se alza el edículo de la Virgen de la Guardia, donado al papa Benedicto XV Della Chiesa (1914-1922) en 1917 por su ciudad natal, Génova, como reproducción del homónimo santuario que protege el puerto de la ciudad. Por este motivo, se sabe que el pontífice acudía cada mañana hasta el monumento que su ciudad le había obsequiado para orar.
La obra, firmada en el basamento por el escultor Antonio Canepa (activo entre 1850 y 1931), celebra la aparición milagrosa de María, acaecida a finales del siglo XV, a Benedetto Pareto, un pastor que llevaba su rebaño al monte Figogna, cerca de Génova. Tras este suceso, el hombre consagró su vida a la erección de una pequeña capilla dedicada al culto mariano, tal como la Virgen le había pedido. Con el tiempo, debido al creciente flujo de peregrinos hacia el lugar santo, la pequeña capilla se fue ampliando gradualmente. A finales del siglo XIX se erigió el gran santuario titulado a Nuestra Señora de la Guardia (inaugurado el 26 de mayo de 1890), del que deriva el monumento vaticano donado al Papa unos treinta años después.