Cabeza y brazo de estatua criselefantina de Atenea

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Cabeza y brazo de estatua criselefantina de Atenea
Cabeza y brazo de estatua criselefantina de Atenea
Galería Clementina II

Los dos restos en marfil, una cabeza y un antebrazo izquierdo de estatua criselefantina, fueron hallados en 1824 en las excavaciones llevadas a cabo por el anticuario romano Francesco Capranesi, entre 1824 y 1839, en Monte Calvo, en Sabina, en la villa de los Bruttii Praesentes, poderosa familia del entourage del emperador Adriano (117-138 d.C.).

La técnica criselefantina —de los términos griegos chrysòs (oro) y elephàntinos (marfil), que designaban los principales materiales utilizados— era de uso raro en la antigüedad clásica y casi exclusivamente reservada a la realización de importantes estatuas de culto. El alto valor y el carácter perecedero de la materia prima empleada causaron la pérdida casi total de los testimonios y su hallazgo en los yacimientos arqueológicos constituye una excepción.

De las numerosas obras de arte que se encontraron en la villa, los dos restos importantes fueron, lamentablemente, la única adquisición de Gregorio XVI (6 de julio de 1832). Pertenecían a una estatua de Atenea criselefantina, de grandeza natural y de connotación pacífica, y hay que situarlas en el ámbito del renacimiento que esa técnica conoció en la edad de Adriano, como consecuencia de la restauración de Atenea Parthénos y de la realización de obras como Zeus en el Olympieion de Atenas y el obsequio votivo para el santuario ístmico de Corinto.