Navegación secundaria
- Cortinajes
Cortinajes
La Capilla que Sixto IV (Francesco Della Rovere, 1471-1484) hizo erigir en el corazón de los Palacios Vaticanos se alza sobre la anterior capilla, medieval, indicada en la toponomástica de la época simplemente como capella magna (o maior). Internamente la configuración de las paredes —donde las ventanas, retiradas hacia lo alto, dejan un gran espacio para el desarrollo ornamental— se articula en franjas superpuestas, con un motivo en serie de falsos tapices —originalmente presente en todo el perímetro— en correspondencia de la inferior de las tres. Cada tapiz está concebido como tejido drapeado, colgado con ganchos del marco sobrestante, que mediante un refinado claroscuro, simula los bordados y el espesor del brocado. Cada recuadro se presenta enmarcado, por la parte superior y los lados, con borduras a modo de arabesco, según repertorios de tiempos antiguos; los colores dominantes de la serie, reunidos de forma alternada por grupos de tres, son el oro y la plata, que contrastan con el azul de los fondos y los escudos. En todos los cortinajes colgados en las paredes, a excepción de los que se encuentran cerca de la entrada, están representados los emblemas Della Rovere (un roble dentro de un escudo, debajo la tiara con las llaves decusadas), distribuidos entre los pliegues del drapeado; el motivo heráldico del roble, que alude a la familia de origen del Pontífice, se repite en el dibujo de la tela, con el binomio de la hoja y la bellota, intercalado con elementos florales. El movimiento elegante de los pliegues, que fluyen como olas hacia abajo, se recoge con pequeñas fajas, con la inscripción sixt [vs] / papa / IIII.
La costumbre de decorar con falsos toldos los ambientes monumentales o de representación desciende de modelos tardoantiguos, aclimatados a la tradición medieval. El módulo ornamental de la Sixtina, quizá actualizado según precedentes aviñoneses, se señala por el realismo de la descripción y la insistencia en el elemento heráldico, vinculado al prestigio de quien encomendó su ejecución. Los responsables de realizar las pinturas fueron los mismos talleres encargados de la decoración superior, con las Historias de Cristo y de Moisés, narrados según la concordancia entre los dos Testamentos (franja media) y la teoría de Santos Pontífices en las hornacinas entre las ventanas, según la sucesión tomada de Bartolomeo Platina (franja superior). A partir de 1520 aprox., la franja correspondiente a los falsos cortinajes se destinó a la exposición de tapices auténticos, como los tejidos en Bruselas sobre cartones de Rafael, cuyo tema eran los episodios de los Hechos de los Apóstoles y que se conocen, en su conjunto, como tapices de la “Escuela antigua” (1515-19).