Aquím, Eliud

Luneto Aquím, Eliud

La identidad de los personajes es totalmente incierta y es difícil establecer cuál de ellos —Aquím o Eliud— es el viejo representado a la izquierda, y cuál el niño al que abraza la madre de la derecha. El viejo se presenta en una pose muy estudiada y articulada, con enérgicas torsiones de los miembros. El efecto escultórico de su figura es debido al resalte de las rodillas —y del nudo que forman los brazos— con el codo derecho que sobresale ampliamente; todo realzado por los grandiosos pliegues del drapeado. La capa de color naranja cae con peso, resaltando a la vez la forma cúbica del asiento. El hombre tiene una actitud meditabunda, aparentemente abandonado pero lleno de energía.
A la derecha está representada una madre con su hijo. La mujer, con gran naturalidad y espontaneidad, está girada hacia el niño —de espaldas al espectador— mientras que extiende el brazo y la mano para aferrar comida de un plato apoyado sobre un taburete en primer plano. En la combinación de las dos figuras parece aflorar el motivo de la contraposición entre Vida activa y Vida contemplativa, que más tarde el artista desarrolló numerosas veces en su obra.